"No estoy del lado del hombre negro. No estoy del lado del hombre blanco. Estoy del lado de Dios."
lunes, 18 de mayo de 2009
Mario Benedetti
Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay. Fue hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farugia, quienes lo bautizaron con cinco nombres, siguiendo sus costumbres italianas.
Residió en Paso de los Toros junto a su familia durante sus primeros dos años de edad, para luego trasladarse con ellos a Tacuarembó por asuntos de negocios. Luego de una fallida estadía en ese sitio (donde fueron víctimas de una estafa[2] ), la familia se trasladó a Montevideo, cuando Mario Benedetti tenía cuatro años de edad. En 1928 inicia sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo, de donde es retirado en 1933. En consecuencia, ingresa al Liceo Miranda por un año. En 1934 hace ingreso a la Escuela Raumsólica de Logosofía. Sus estudios secundarios los realizó de manera incompleta en 1935, en el Liceo Miranda, para continuar de manera libre, por problemas económicos. Desde los catorce años trabajó en la empresa Will L. Smith, S.A., repuestos para automóviles.
Entre 1938 a 1941 residió casi continuamente en Buenos Aires, Argentina.
Comienzos literarios [editar]En 1945 se integró al equipo de redacción del semanario Marcha, donde permaneció hasta 1974, año en que fue clausurado por el gobierno de Juan María Bordaberry. En 1954 es nombrado director literario de dicho semanario.
El 23 de marzo de 1946 contrae nupcias con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida. En 1948 dirige la revista literaria Marginalia. Publica el volumen de ensayos Peripecia y novela.
En 1949 es miembro del consejo de redacción de Número, una de las revistas literarias más destacadas de la época. Participa activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos. Es su primera acción como militante. Ese mismo año obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública por su primera compilación de cuentos, Esta mañana. Mario Benedetti fue ganador del galardón en repetidas ocasiones hasta 1958, cuando renunció sistemáticamente a él por discrepancias con su reglamentación.
En 1964 trabaja como crítico de teatro y codirector la página literaria semanal «Al pie de las letras» del diario La mañana. Colabora como humorista en la revista Peloduro. Escribe crítica de cine en La Tribuna Popular. Vuelve a Cuba para participar en el jurado del concurso Casa de las Américas. Participa en el encuentro sobre Rubén Darío. Viaja a México para participar en el II Congreso Latinoamericano de Escritores.
Participa en el Congreso Cultural de La Habana con la ponencia “Sobre las relaciones entre el hombre de acción y el intelectual" y se vuelve Miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas. En 1968 funda y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas, cargo en el cual se mantendría hasta 1971.[3]
Junto a miembros del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, fundó en 1971 el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, una agrupación que pasó a formar parte de la coalición de izquierdas Frente Amplio desde sus orígenes. Benedetti fue representante del Movimiento 26 de Marzo en la Mesa Ejecutiva del Frente Amplio desde 1971 a 1973, sin embargo, esta alternativa se vio frustrada por la fuerza. [3] Además es nombrado director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República, de Montevideo.
Publica Crónica del 71, compuesto en su mayoría de editoriales políticos publicados en el semanario Marcha, así como de un poema inédito y tres discursos pronunciados durante la campaña del Frente Amplio. También publica Los poemas comunicantes, con entrevistas a diversos poetas latinoamericanos.
lunes, 11 de mayo de 2009
Tierra Santa
El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, señaló ante el próximo viaje del Papa Benedicto XVI a Tierra Santa que se inicia este viernes, que el Pontífice "se hará peregrino de la paz que solo Dios puede dar a sus hijos amados".
En la presentación del libro de Giorgio Bernardelli "Tierra Santa: Viaje donde la fe es joven", el Prefecto explicó que "el peregrino de Cristo, su vicario en la tierra como sucesor del Apóstol Pedro, se hará peregrino de la paz que solo Dios puede dar a sus hijos amados. Que la visita papal sea una exhortación a todos los responsables a todo nivel para que la paz llegue a esta región definitivamente".
En su discurso dado a conocer por L'Osservatore Romano, el Purpurado destacó también que a Tierra Santa "se le ha confiado una misión de esperanza, la esperanza por una celeste Jerusalén, una definitiva convocatoria de Oriente y Occidente de todos los pueblos en la alabanza al Señor, de una comunión plena con Dios en la ciudad de la paz iluminada por el Cordero glorioso".
"Por ello la Jerusalén histórica y los cristianos que la habitan físicamente o con el corazón, y sobre todo con la fe deben compartir la misión de unidad y de paz, propia de la Iglesia, y que encuentra en esta ciudad a un icono insuperable", añadió.
Seguidamente el Prefecto subrayó que la misión de Tierra Santa también es la de testimoniar una "juventud perenne ofrecida a la Iglesia y por ella a la humanidad. La memoria histórica de los inicios del cristianismo, que están diseminados en Tierra Santa, hacen más atenta a la comunidad eclesial local y a cuantos se unen a ella como peregrinos, a la gracia de los orígenes cristianos, y a la perenne posibilidad de alcanza la vida divina contenida en los misterios de Cristo. El nexo con estos orígenes asegura el futuro eclesial".
En la presentación del libro de Giorgio Bernardelli "Tierra Santa: Viaje donde la fe es joven", el Prefecto explicó que "el peregrino de Cristo, su vicario en la tierra como sucesor del Apóstol Pedro, se hará peregrino de la paz que solo Dios puede dar a sus hijos amados. Que la visita papal sea una exhortación a todos los responsables a todo nivel para que la paz llegue a esta región definitivamente".
En su discurso dado a conocer por L'Osservatore Romano, el Purpurado destacó también que a Tierra Santa "se le ha confiado una misión de esperanza, la esperanza por una celeste Jerusalén, una definitiva convocatoria de Oriente y Occidente de todos los pueblos en la alabanza al Señor, de una comunión plena con Dios en la ciudad de la paz iluminada por el Cordero glorioso".
"Por ello la Jerusalén histórica y los cristianos que la habitan físicamente o con el corazón, y sobre todo con la fe deben compartir la misión de unidad y de paz, propia de la Iglesia, y que encuentra en esta ciudad a un icono insuperable", añadió.
Seguidamente el Prefecto subrayó que la misión de Tierra Santa también es la de testimoniar una "juventud perenne ofrecida a la Iglesia y por ella a la humanidad. La memoria histórica de los inicios del cristianismo, que están diseminados en Tierra Santa, hacen más atenta a la comunidad eclesial local y a cuantos se unen a ella como peregrinos, a la gracia de los orígenes cristianos, y a la perenne posibilidad de alcanza la vida divina contenida en los misterios de Cristo. El nexo con estos orígenes asegura el futuro eclesial".
lunes, 4 de mayo de 2009
Obolo de San Pedro
Con el cristianismo nace la práctica de ayudar materialmente a quienes tienen la misión de anunciar el Evangelio, para que puedan entregarse enteramente a su ministerio, atendiendo también a los menesterosos (cf. Hch 4,34; 11,29).
Los anglosajones, tras su conversión, a finales del siglo VIII, se sintieron tan unidos al Obispo de Roma que decidieron enviar de manera estable una contribución anual al Santo Padre. Así nació el “Denarius Sancti Petri” (Limosna a San Pedro), que pronto se difundió por los países europeos.
Ésta, como otras costumbres semejantes, ha pasado por muchas y diversas vicisitudes a lo largo de los siglos, hasta que fue regulada de manera orgánica por el Papa Pío IX en la Encíclica “Saepe Venerabilis” (5 de agosto de 1871).
Esta colecta se realiza actualmente en todo el mundo católico, en la “Jornada mundial de la caridad del Papa”, el 29 de junio o el domingo más próximo a la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Benedicto XVI ha querido subrayar en su primer año de pontificado el significado especial del Óbolo:
"El Óbolo de San Pedro es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene valor práctico, sino también una gran fuerza simbólica, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; y por eso vuestro servicio posee un valor muy eclesial" (Discurso a los Socios del Círculo de San Pedro (25 de febrero de 2006).
El valor eclesial de este gesto resulta evidente si tenemos en cuenta que las iniciativas caritativas son connaturales a la Iglesia, como ha indicado el Papa en su primera Encíclica Deus caritas est (25 de diciembre de 2005):
"La Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor" (n. 29).
Los anglosajones, tras su conversión, a finales del siglo VIII, se sintieron tan unidos al Obispo de Roma que decidieron enviar de manera estable una contribución anual al Santo Padre. Así nació el “Denarius Sancti Petri” (Limosna a San Pedro), que pronto se difundió por los países europeos.
Ésta, como otras costumbres semejantes, ha pasado por muchas y diversas vicisitudes a lo largo de los siglos, hasta que fue regulada de manera orgánica por el Papa Pío IX en la Encíclica “Saepe Venerabilis” (5 de agosto de 1871).
Esta colecta se realiza actualmente en todo el mundo católico, en la “Jornada mundial de la caridad del Papa”, el 29 de junio o el domingo más próximo a la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Benedicto XVI ha querido subrayar en su primer año de pontificado el significado especial del Óbolo:
"El Óbolo de San Pedro es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene valor práctico, sino también una gran fuerza simbólica, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; y por eso vuestro servicio posee un valor muy eclesial" (Discurso a los Socios del Círculo de San Pedro (25 de febrero de 2006).
El valor eclesial de este gesto resulta evidente si tenemos en cuenta que las iniciativas caritativas son connaturales a la Iglesia, como ha indicado el Papa en su primera Encíclica Deus caritas est (25 de diciembre de 2005):
"La Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor" (n. 29).
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