jueves, 25 de febrero de 2010

Año litúrgico


Abstinencia: no comer carne (de vacuno, cerdo, pollo u otras más exóticas) en este día; pescados y mariscos están permitidos, pero ¡ojo! nadie ha dicho nunca que HAYA que comer pescado... puede ser un pretexto para un lujo muy lejos del espíritu de penitencia. Obliga a partir de los 14 años sin límite de tiempo. Por enfermedad (incluyendo la desnutrición) podrían dejarse sin pecado.
Ayuno: "consiste en hacer una sola comida al día, pero se pueden tomar algunos alimentos otras dos veces al día. Lo importante es que cada fiel, según su criterio coma menos de lo ordinario y haga realmente penitencia" (De la carta Pastoral del Episcopado de Chile en que se fijan las normas sobre la Penitencia con fecha 04/11/1966) Obliga desde la mayoría de edad hasta los 59 cumplidos (cuando celebramos el cumpleaños nº 60)

jueves, 18 de febrero de 2010

Cuaresma


La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. Vendrían a ser 40 días de preparación para la Pascua. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco (5) domingos más el Domingo de la Pasión o de Ramos (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.