jueves, 29 de abril de 2010

Misioneros


Ahora bien. Teniendo una idea de cuál de estos perfiles te atrae más, tienes que encontrar dónde y cómo realizarla. Puedes ser misionero viviendo en tu propio país, en tu casa, y realizando experiencias temporales de actividad misionera específica, o de cooperación o animación misioneras. O también puedes sentir el llamado a ir "más allá de las fronteras", a predicar a Jesucristo allí donde no es conocido....




Un misionero no es alguien que "es llamado" desde una tierra lejana para ir a misionar, sino alguien que ES ENVIADO por su propia Iglesia Particular







No vas a encontrar un destino de misión a través de internet... Debes entrar en contacto con alguna comunidad (Parroquia o Congregación), preferentemente de tu diócesis para que puedas realizar una experiencia comunitaria, discernir tus motivaciones para la misión y formarte adecuadamente, para que sea TU IGLESIA PARTICULAR (diócesis) la que te envíe de misión.







Un misionero es alguien que tiene una motivación profunda y sincera para la misión.







El envío a la misión requiere un período (no breve) de formación y preparación.







Es preciso comprender que la misión es una tarea muy seria, porque implica nada menos que ¡anunciar a Jesucristo a los hombres! Y esta tarea no puede estar en manos de personas que no están debidamente preparadas o que lo hacen movido por otras intenciones que no sean las correctas.... Por eso se requieren estas condiciones para quien desee ser misionero.

Si piensas que tu vocación misionera es de este último tipo, primero que nada, debes saber que:

1.- Un misionero no es alguien que "es llamado" desde una tierra lejana para ir a misionar, sino alguien que ES ENVIADO por su propia Iglesia Particular. Muchas personas se entusiasman con la misión (lo cual está muy bien. ¡Ojalá fueran muchos más!!) pero piensan que misionar consiste en "irse a otro país y otro continente si es posible". Entonces inician una búsqueda de "a dónde puedo ir". Nuevamente: el misionero no es aquel que se lanza así nomás a una tierra lejana a predicar el Evangelio, sino que es enviado por su propia Iglesia Particular.



Por lo tanto, no vas a encontrar un destino de misión a través de internet, o por lo menos, no debería ser así en ningún tipo de experiencia seria de misión. Debes entrar en contacto con alguna comunidad (Parroquia o Congregación), preferentemente de tu diócesis o de tu país para que puedas realizar una experiencia comunitaria, discernir tus motivaciones para la misión y formarte adecuadamente, para que sea TU IGLESIA PARTICULAR (diócesis) la que te envíe de misión.



2.- Un misionero es alguien que tiene una motivación profunda y sincera para la misión. La motivación para la misión es el deseo sincero y ardiente de que Jesús sea conocido y amado por quienes no lo conocen, así como uno lo conoce y lo ama. Parte del proceso de preparación del misionero consiste en el discernimiento de las motivaciones y razones más profundas que mueven a la persona para la misión. Sin una motivación seria y sincera no hay vocación valedera.



Muchos (jóvenes sobre todo) sienten atracción por la misión, porque la ven como un "irse lejos", traducido en un querer escaparse de la propia realidad, huir de problemas, heridas o desilusiones que la vida les ha causado. En este caso, la motivación principal no es "anunciar a Jesús" sino "solucionar un problema propio", por lo que no existe una motivación sincera para la misión.



3.- El envío a la misión requiere un período (no breve) de formación y preparación. Normalmente, un proceso serio de envío misionero, se encauza desde la propia comunidad, mediante un seguimiento de por lo menos dos a tres años, en el cual se recibe formación misionera, se va forjando y consolidando la propia espiritualidad misionera, se adquieren las capacidades necesarias mediante experiencias progresivas de misión y, luego que se han adquirido las aptitudes necesarias (motivación firme y por razones valederas, estabilidad emocional, capacidad de trabajo en comunidad, sólida formación y espiritualidad), recién entonces se procede al envío misionero.



Es preciso comprender que la misión es una tarea muy seria, porque implica nada menos que ¡anunciar a Jesucristo a los hombres! Y esta tarea no puede estar en manos de personas que no están debidamente preparadas o que lo hacen movido por otras intenciones que no sean las correctas.... Por eso se requieren estas condiciones para quien desee ser misionero.