miércoles, 19 de enero de 2011

Beatificación

Un beato es un difunto que mediante el proceso de beatificación ha sido nombrado así por el Papa en nombre de la Iglesia católica. El beato puede ser venerado en público en una región determinada, generalmente la región que pidió su beatificación. El término beato significa literalmente feliz (del latín beatus), o bienaventurado en sentido más amplio, aludiendo a la creencia de que esa persona está ya gozando del paraíso. La consideración de beato constituye el tercer paso en el camino de la canonización. El primero es Siervo de Dios, el segundo venerable, el tercero beato y el cuarto santo. Vulgarmente, también se conoce como beato a la persona muy apegada a las ceremonias religiosas.




El proceso de beatificación declara que un difunto ha vivido una vida de santidad, y ha realizado uno o varios milagros después de su muerte o martirio. Este proceso comienza cuando el obispo de la región donde nació, vivió o murió el candidato presenta su caso a la Santa Sede. Este informe consiste en una biografía completa, y un resumen de evidencias del milagro atribuido al mismo. El caso es evaluado por un grupo de expertos en ciencias (católicos y no católicos) y teólogos. Si el caso es aprobado el candidato es declarado beato.




Para la beatificación de un mártir es suficiente la declaración oficial de su martirio por parte de la Iglesia, por ello no se requiere ni el proceso de virtudes heroicas ni tampoco el milagro, que, en cambio, se exige para la canonización.

miércoles, 12 de enero de 2011

La Iglesia en Haití

Después de 1 año de la terrible catástrofe en Haití.La iglesia ha sido un participante activo en la labor que realizan allí, pero se necesitan más fondos para poder hacerelo.Nuestros corazones están llenos de tristeza, ya que hemos visto el sufrimiento en Haití tras el devastador terremoto. Seguimos ahora el ejemplo de Jesucristo, que llegó a “levantar las manos caídas” y “fortalecer las rodillas debilitadas”. Estamos muy conscientes de que muchos en Estados Unidos están enfrentando problemas económicos causados por la recesión. Sin embargo, hacemos un llamado a los miembros a donar a los Servicios Humanitarios de la Iglesia, según les permitan sus medios, para ayudar a nuestros hermanos y hermanas de Haití. Muchos ya han contribuido y otros están deseosos de hacerlo. “(Primera Declaración de la Presidencia sobre Haití)




Los fondos para la labor humanitaria provienen de un departamento separado de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días conocido como Filantropías SUD. Algunos aspectos de este departamento cubren programas específicos SUD. Otros son no-sectarios. El programa de Ayuda Humanitaria es no-sectario. El dinero donado a este fondo se destina exclusivamente a ayudar a otros. La Iglesia paga los gastos administrativos de los fondos regulares de la iglesia, lo que es bastante único en el mundo no lucrativo. La ayuda se da a las personas independientemente de su religión o incluso falta de religión. Se trata de un esfuerzo humanitario no sectario. Estos esfuerzos humanitarios no implican ninguna labor misional.



En Haití, la Iglesia está de nuevo en asociación con Socorro Islámico y otras organizaciones, inclusive CARE y American Airlines, para llevar suministros muy necesarios para Haití. Los suministros incluyen alimentos, suministros médicos, tiendas, botellas de filtración de agua, mantas, kits de recién nacidos, sillas de ruedas y kits de primeros auxilios. La iglesia se encargó también de que médicos voluntarios y trabajadores sociales mormones vayan a Haití para proporcionar tratamiento a cualquier persona que lo necesite, independientemente de su religión o nacionalidad. Nueve capillas SUD se han convertido en refugios, y algunos de los médicos están tratando a los que se encuentran en esos refugios. Los refugios fueron abiertos a las personas no-SUD, así como a los miembros. Los misioneros que están sirviendo allí se han volcado a realizar labor humanitaria en lugar de la obra misional.