lunes, 24 de noviembre de 2008

Emaús


Jesús, la tarde de su Resurrección se apareció allí a dos de sus discípulos (las apariciones de Cristo resucitado en el camino de Emaús y en Jerusalén (Luc. 24,13-49).

El evangelio es anónimo, puesto que no está firmado. Es aceptado casi unánimemente que fue escrito por el mismo autor de los Hechos de los Apóstoles, pues ambas obras están dedicadas a un mismo personaje, un tal "Teófilo", de quien se ignora si es un personaje real, un nombre simbólico (Teófilo quiere decir 'amigo de Dios') o un pseudónimo. El autor del libro de los Hechos, además, hace en su prólogo referencia a una obra precedente. Se ha subrayado además la homogeneidad de estilo y de pensamiento de estos dos libros.

El evangelio ha sido atribuido tradicionalmente a Lucas, el «médico querido» al que alude Pablo de Tarso en su Epístola a los colosenses. La atribución a Lucas de entre todos los discípulos de Pablo se basa en parte en que su Evangelio es el que utiliza más términos médicos.[cita requerida] De ahí el nombre con el que es generalmente conocido. Según la tradición,[cita requerida] aunque Lucas nunca conoció a Jesús, tras su conversión al Cristianismo viajó a Roma, donde conoció a Pedro y Marcos. También conoció a María, la Madre de Jesús. Esto le permitió narrar en su Evangelio, numerosos hechos de la infancia de Jesús (como la Presentación del Niño en el templo) y muchos detalles de María (como la visita que hizo a su prima Isabel y su cántico, el Magníficat).

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